Viaje por China del 26 de agosto al 14 de septiembre de 2010. La Ruta de los Emperadores
domingo, 12 de septiembre de 2010
Unas fotos más¡¡
jueves, 9 de septiembre de 2010
Entre Canales
martes, 7 de septiembre de 2010
Fotos de Pekín
Que guapos y sanos parecían al principio eh? compararemos estas fotos al final de su Pekin express para ver si la alimentación china es mejor o peor que la mediterranea.
Escaleras infernales
lunes, 6 de septiembre de 2010
Día Coñazo
domingo, 5 de septiembre de 2010
Día en Bici
La aldea de Golum
sábado, 4 de septiembre de 2010
El espinazo del dragón.
jueves, 2 de septiembre de 2010
La ciudad de los Avatares
Hoy ha sido tal vez el día más relajado de los que llevamos aquí. Nos hemos levantado a las 7,45 de la mañana y lo primero que hemos hecho ha sido ir a buscar el desayuno en los puestos callejeros que estaban cerca de nuestro Hostel. Al final hemos conseguido algo de fruta, unas empanadillas de espinacas, café y una especie de churros chinos por algo menos de 4 euros para todos.
Después de desayunar hemos cogido dos taxis que nos han llevado al Palacio de Verano. En su conjunto nos ha parecido más interesante y bonito que la Ciudad Prohibida. Es curioso ver como todos estos lugares están llenos de turistas chinos pero apenas hay turistas occidentales. ¿Dónde se meten los europeos y americanos que están de vacaciones en China? El Palacio de Verano ha sido restaurado varias veces, la última tras la quema de la Alianza Franco-inglesa a finales del siglo XIX.
Entre sus construcciones más espectaculares está la torre del Budha, desde la que se tiene una vista espectacular de todo el terreno del Palacio, el barco de Mármol, una reconstrucción de las calles de Suzhou y el teatro imperial, donde hemos podido disfrutar de un concierto con instrumentos típicos chinos.
A las 3 de la tarde hemos salido del Palacio para volver al hostel a recoger nuestras mochilas y poner rumbo a Xian. En el taxi he convencido al conductor de que hablaba chino y le he cantado una sevillana mientras le hacía unos pases de torero, ¡OLE!. El hombre emocionado no paraba de hablarme a toda velocidad para luego repetirme más lento lo que me quería decir para que le entendiese. Todo un momentazo.
Hemos comido en un bar cerca del hostel unos noodles por 10 euros los seis, y de ahí nos hemos dirigido a Liuli Qiao, desde donde partía nuestro autobús. Por cierto, que mi chino va mejorando por días y ya hasta entiendo algunos caracteres como los números, las palabras entrada, salida o Xian. Dos semanas más aquí y hablo por los codos.
Lo cierto es que todos íbamos bastante acojonados de cómo sería el autobús en el que tendríamos que pasar 13 horas después del minibús que nos llevó sin aire acondicionado ni espacio a la Muralla China. La sorpresa ha venido cuando al subirnos hemos visto que viajamos en ¡UN BUS CAMA! Al subir tienes que descalzarte y guardar tus zapatillas en un compartimento para no atufar al resto de los viajeros.
Estos chinos piensan en todo. Para ahorrar espacio cada uno mete los pies debajo del cabecero del que se encuentra delante, y aunque esto después de 9 horas de viaje (son las 3 de la mañana), no es tán cómodo ni limpio como se planteaba, al menos nos sirve para descansar antes de llegar a Xian. Nos hemos echado una capa de Relec por todo el cuerpo para evitar pulgas y derivados y el Para'Kito hoy tiene una oportunidad excelente de demostrar su eficacia contra el ataque de mosquitos.
En 4 horas llegaremos a Xian, donde podremos disfrutar del más grande descubrimiento arqueológico del mundo contemporáneo y del barrio musulmán. Una chica china nos ha comentado que no dejemos de probar la comida local en Xian, muy distinta a la del resto de China, seguro que Andrés, ya bautizado como la trituradora china, dará buena cuenta de todos los peculiares sabores que se encuentre.
martes, 31 de agosto de 2010
Hoy Pekín ha amanecido muy pronto. Eran las cinco y media de la mañana cuando nos hemos levantado para ir a la Muralla China. La excursión por 300 yuanes, unos 30 euros, incluía desayuno, comida y transporte y entrada a la Muralla China en la zona entre Jingshangli a Simatai. El desayuno no ha sido gran cosa, un Happy Meal del McDonalds para cada uno. De ahí hemos cogido un autobús terriblemente caluroso y pequeño durante algo más de tres horas hasta la entrada a la Muralla China.
Ahí un teleférico nos ha dejado en lo alto de la Muralla China y a partir de este instante todo ha sido alucinar más y más con el monumento más grandioso jamás creado. La Muralla China, nombrada y con razón una de las siete nuevas maravillas del mundo, sirvió para defender China del ataque de Mongolia. Fue construida desde el siglo V a.C al siglo XIV d.C. Con más de 8000 kilómetros de longitud y una altura media de 6 metros por 4 de ancho, la muralla serpentea por lo alto de las montañas chinas perdiéndose hasta el infinito.
Según llegamos se nos acopló una mujer china granjera de un pueblo cercano que nos siguió durante todo el camino esperando que la comprásemos agua o algún regalo. No nos molestó especialmente, pero sí resultó especialmente incómodo cuando al final de la visita la compramos 6 botellas de agua y no le parecía suficiente. Al menos a mi me sirvió para practicar el idioma y aprender alguna palabra nueva como "Piaola", que significa bonito.
Después de nuestro paseo durante más de tres horas por la muralla, subiendo y bajando cuestas de una verticalidad no apta para todo el mundo, nos esperaba una comida buffet típica china. Tallarines, arroz, pollo, ternera y un plato a base de tomate y huevo. El camino de vuelta ha sido especialmente duro, cansados y sin aire acondicionado ni espacio, hemos intentado descansar lo que hemos podido.
De vuelta al hostel a las 18 de la tarde, algunos han decidido lavar sus camisetas usadas (con más olor a chino que a sudor) mientras otros hemos preferido tumbarnos a la bartola. De ahí hemos ido a un nuevo parque, este mucho más animado que el del día anterior. A lo largo de un gran lago en cuya punta final se encontraban las torres del tambor y la campana, se situaban distintos bares con música en directo y precios ligeramente inflados para los turistas. Después de tomarnos un par de cervezas en lo alto de una terraza, hemos decidido ir a cenar. El lugar elegido ha sido un 24 horas equivalente al McDonalds occidental llamado 10·3, con comida basura china. Todo estaba muy bueno, como en general suele estar la comida basura. El precio por 7 platos, 6 postres y 6 cervezas ha sido menos de 15 euros.
De vuelta al hostel, unos chinos han pedido a Andrés, Patri y Juan dinero para un helado, los gestos que han hecho para pedírselo han sido... "poco occidentales" y nuestros compañeros de viaje han pensado que lo querían era dinero para hacer otras cosas "menos refrescantes". Es la una de la mañana y nos vamos ya a la cama. Mañana por la mañana visitaremos el Palacio de Verano y por la tarde partiremos a Xian. Tenemos un viaje de 13 horas en autobús por delante.
P.D. Va a escribir Rita la Cantaora a partir de ahora, porque Diana piensa que lo puede hacer mucho mejor, así que le paso el turno a ella.
sábado, 28 de agosto de 2010
Nuestras previsiones de hoy han cambiado después de que nos dijeran que tendremos que hacer el camino entre Pekin y Xian en bus durante 13 horas. Como no podremos ir a ver la muralla china a Simatai y dormir allí, hemos decidido quedarnos en Pekin los tres días. Mañana iremos a una parte de la muralla china poco turística Yinshanlin donde haremos una ruta de 10 kilómetros de la muralla que llega a Simatai, pero dormiremos en el hostel. La excursión la hemos contratado en el propio hostel por 300 yuanes.
Hoy finalmente hemos decidido ir a ver la Ciudad Prohibida y sus alrededores. Después de estar esperando hora y media nuestro desayuno en el hostel, hemos partido hacia la plaza de Tianmen, donde se encuentra la puerta principal de la Ciudad y el famoso retrato de Mao. Para ir hemos decidido utilizar el metro. El metro es limpio, con todas las indicaciones en inglés y chino y muy fácil de usar. En tan sólo 20 minutos estábamos delante de la Ciudad Prohibida.
Juan ha querido sacarnos otros 60 yuanes más y ha empezado a llamarnos "mentilosos", aunque pensamos que la palabra la ha buscado en el diccionario antes de decirnosla porque no creemos que la supiera de antes. Dentro de la Ciudad Prohibida hay algunas zonas como el salón de los relojes o los tesoros del palacio que se tienen que pagar aparte si quieren verse. Nosotros como no teníamos mucho tiempo hemos continuado la visita.
Saliendo de la Ciudad Prohibida por su puerta norte, hemos entrado a un parque previo pago de 10 yuanes donde había distintos templetes orientales y un gran buda en lo alto de una montaña realizada con la tierra removida de la Ciudad Prohibida para crear el foso que la rodea. La entrada a este parque merece mucho la pena por las vistas de todo Pekin.
Hemos continuado callejeando por Pekin y disfrutando de sus rincones hasta que hemos llegado al mercado de Dounhuamen más allá de las 4 de la tarde y todavía sin comer, un lugar turístico donde poder disfrutar de brochetas de insectos, serpiente asada y noodles recién hechos. Hemos probado larvas de gusano, y escorpiones. El último día de nuestro viaje volveremos a este mercado para probar la serpiente pero no queríamos arriesgarnos con una incómoda diarrea nada más comenzar.
El lago Beihai también merece la pena. Unas vistas preciosas con distintos templetes orientales y un paseo muy relajante después de todo un día caminando. Sin embargo, tuvimos que abandonarlo forzosamente cuando encontramos un grupo de gente bailando coreográficamente una bonita canción china ya que habíamos quedado con Luis, el cónsul venezolano en Pekín. Ni que decir tiene que el que suscribe está enrabietado por no haber podido demostrar todo su arte bailando con los chinos a la luz de la luna.
Ya estamos aquí
Después de un viaje en avión en el que Andrés nos ha demostrado sus problemas para conciliar el sueño, llegamos a Pekín a las 2 de la mañana. La salida del aeropuerto fue bastante rápida y ya hemos tenido nuestros primeros contactos con los baños chinos, por el momento todos con taza del water y medianamente limpios.
Realizamos el cambio de moneda en el propio aeropuerto y allí fue donde Javi y Diana fueron timados en conjunto y Andrés y yo nos convertimos en los grandes vencedores de la noche. Ellos cambiaron los primeros y lo hicieron por separado, pagando cada uno una comisión de 6 euros. El resto lo hicimos en conjunto y nuestra comisión fue de 3 euros y entre dos. Entre eso y el café de 7 euros del aeropuerto de Moscú de Javi, hemos visto que el pobre ya anda un poco escocido.
Al salir del aeropuerto cogimos nuestro primer taxi y pese a que le dije claramente en Chino que éramos seis (Women Liu), creo que el hombre no se enteró mucho. De hecho se enteró tan poco que se perdió durante una hora por las calles chinas. Al llegar al hostel quería cobrarnos 24 Yuanes de más y le dijimos que era su culpa y que no le íbamos a pagar. Total que cuando quisimos dormir eran las 4,15 de la mañana.
El hostel está bien, es como dormir en el restaurante chino de turno. Hay que pagar un Yuan por cada rollo de papel higiénico, y aunque la habitación es pequeña, el baño estaba limpio y las camas no son excesivamente incómodas.
¡Última hora! no hay ningún tren libre a Xian para el lunes, así que tenemos que irnos en un autobús hasta allí que sale de Pekin a las 6 de la tarde y llega a las 7 de la mañana.
jueves, 26 de agosto de 2010
Ahora sí que somos rojos
Pero bueno, empecemos por el principio. A las ocho y media de la tarde Patri, Juan y el valiente Andrés que ha decidido venirse al otro lado del mundo con cinco personas tres de las cuales acaba de conocer, llegaban a Méndez Álvaro. Después de despedirnos de mi madre y recibir una caja de pastas para el camino al aeropuerto, hemos cogido el metro. A las diez de la noche nos encontrábamos en Barajas dispuestos a partir y con todo el grupo ya reunido. Después de facturar maletas y mi flirteo fallido con el personal de aeroflot en tierra, nos hemos despedido de Marina y David (¡muchas gracias por venir a despedirnos!) y hemos pasado el control del aeropuerto. Hemos tenido un pequeño despiste a la hora de embarcar y nos hemos dado cuenta que ya estaba todo el mundo dentro del avión menos nosotros porque estábamos mirando la cola de embarque que no era.. en fin... una vez pasado este primer escollo y dentro del avión, todo ha ido mejor.
El viaje no ha ido mal. Hemos conocido a una simpática sevillana que se iba a Siberia a dar un curso de flamenco intensivo de una semana, y aunque hemos sufrido ligeras turbulencias, eso no nos ha impedido dormir durante buena parte del vuelo. Ahora mismo la sensación en el aeropuerto es de total tranquilidad. Todos intentan dormir algo en estas 7 horas que tenemos hasta que salga nuestro vuelo destino Pekin. ¡Ay diablillos! adjunto foto para que todos veáis como duermen los pequeñuelos.
Yuju! ¡ya tengo mi nuevo móvil operativo! Por cierto un consejo a todos los que viajéis al extranjero con móviles conectados a Internet. Borrad los puntos de acceso de vuestro terminal a la red 3g si no queréis tener sorpresas con la factura, es la forma más segura de evitar que se conecte a la red de datos. Por cierto Merino, la tortilla buenísima Inmaculada.
¡Pekin está muy cerca!