A Suzhou la califican a menudo como la Venecia china por la infinidad de canales y jardines que hacen la delicias de los visitantes. Es una de las ciudades mas antiguas en la cuenca del río Yangtsé. Su riqueza se debe en gran parte a la construcción del gran canal destinado a transportar la seda del sur hasta las ciudades del norte.
Nos levantamos muy temprano, desayunamos una magdalenas que compramos ayer (de cemento armado, por cierto), y cogimos dos taxis hacia la estación de trenes. Los taxistas por supuesto no nos entendieron y nos dieron una vuelta por la M-30 shanghainesa a 120 Km/h... ir en taxi en China sí que es una experiencia religiosa!!
Una vez en la estación encontramos el tren a la primera y también la primera gran chinada (nos referimos a chinada cuando hay muchísimos chinos mirándonos a la vez y haciéndonos fotos). Pero la llegada a Suzhou fue mucho peor... la madre de todas las chinadas nos esperaba!! jaja, por dios, que cantidad de chinos en la puerta de la estación, y muchísimos coches y autobuses, y todos pitando a la vez...(deporte nacional en china), y agobiadísimas con todos los chinos hablándonos a la vez... teníamos que salir de allí!!
Armadas con nuestra mejor arma, nuestras mochilas de 20Kg y al grito de "por la inmunidad"! nos abrimos paso entre la chinada y conseguimos que unos chicos muy majetes nos llevasen en su furgoneta hasta el hostel. El viaje fue divertidisimo, nosotras intentando hablar chino y el chino intentando decir "tronco"...jaja, un show.
Nos acompañaron hasta la puerta del hostel y no nos dejaron pagarles ni un yuan. El hostel era una pasada, un edificio de la dinastía Sui, con patios interiores y tejado típico chino. Nuestra compañera de habitación era una china un poco guarra que aparentemente por la mierda que despedigaba por la habitación vivía allí.
Como no podía ser menos, nos dimos un paseíto en barca por los canales (100Y) y nos fuimos a visitar el jardín del humilde administrador, el más grande de suzhou y con un gran significado espiritual.
Comimos en un restaurante local a precio mas que asequible, una comida deliciosa y con espectáculo en directo.
Tras recuperar energias nos fuimos a ver el templo de norte, el primer templo budista de la ciudad. La pagoda de 8 plantas fue construída por el rey en homenaje a su madre.
Al salir, unos paisanos nos llevaron en una bici con carrito no homologado por toda la ciudad a la zona mas turística. Nos dimos el gustazo de estar unas dos horas tiradas en un bar con una decoración preciosa, degustando pasteles, tes y una shisha.
Paseito nocturno y a la cama, que mañana el día promete.
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