Otra de las cosas que uno no se puede perder si viene a Yangshuo es un paseo en bici por sus campos y arrozales, Marta y Judith se han decantado por unos ciclomotores monísimos, el resto hemos preferido ayudar al gigante asiático en su misión de cumplir Kyoto y hemos cogido unas bicis con cestita y todo. Lo mejor es coger un guia local, mejor dicho, lo mejor es buscar a Juanchi así le llamamos (Yuan-Chi sera o algo así), dejamos sus datos por si alguien que nos lea necesita un guía (hamster168@hotmail.com/ 3788438456).
Hemos ido entre las montañas, también hemos entrado a un jardín a visitar un arbol milenario que era el protagonista hasta que hemos llegado, las Hannas Montana estaban allí, todo el mundo quería fotos con nosotras, lo mejor fueron unas chinitas disfrazadas con un traje típico de la región para que te hicieras fotos con ellas, ellas nos perseguían para hacerse fotos con nosotras. Nos dicen que es porque les parecemos muy guapas y en China la gente actua de esa manera con la gente guapa, nosotras pensamos que es por nuestras narizotas. Tras el baño de multitudes hemos visitado la Colina de la Luna, llamada así por tener una oquedad con esa forma, segun nos cuenta Juanchi cada 15 de Agosto las familias se reunen para contemplar la luna y pedir que sigan unidos, también comen un pastel con forma de luna.
Juanchi habla un ingles perfecto y esta aprendiendo español con un libro que llevaba con él, se le da muy bien. Nos hemos ido todos juntos a comer a un lugar mi agradable en la que la especialidad era el pescado, la verdad es que el sabor para extranjeros es un poco fuerte (creo que sabe a lodo), pero el resto estaba fenomenal. Teníamos vuelo a Xian y la despedida llegó, a Juanchi le deseamos todo eso que él pidió para nosotras en un brindis en la mesa.
A las siete y media supuestamente salía nuestro vuelo a Xian, de nuevo retrasos y al menos cena en el vuelo. Pronto tomaremos nuestro primer tren cama, pero con la experiencia de los vuelos internos creo que recomendaremos moverse en tren nocturno y no perder el tiempo en esperas en aeropuertos que están encima siempre lejos del centro o a 30 km de las ciudades.
Hemos abandonado Yangshou con la sensación de que ha sido lo mejor del viaje hasta ahora, posiblemente insuperable, yo diría que es un lugar al que volveremos quien sabes si quizás a abrir un hostel y vivir en el cielo para siempre, como decíamos mientras pedaleabamos entre las montañas.
Que no se preocupen las madres por este ataque de sensibilidad, se nos pasará en los mercadillos de Beijing y Shangai.